© del texto Silvina Bailarina: Eva Latonda 2011 © de las ilustraciones: Maru García, 2011
Tu cuerpo está formado por millones de células
Cada una de ellas contiene un gen, que es como un gran libro de instrucciones.
Y todos esos genes están compuestos por cromosomas que son como las letras del libro.
A veces puede ocurrir que los cromosomas se líen en el par 21 y venga alguno más de la cuenta.
Es lo que se llama Síndrome de Down. Los niños que tienen este síndrome tienen un aspecto muy reconocible, aunque a su vez, son muy diferentes unos de los otros; los hay más altos, más bajos, más delgados, más gorditos....
Sus ojos están un poco rasgados y su cara es como un precioso lucero redondo.
Aunque aprenden un poco más despacio, ellos, igual que todos nosotros, ríen, lloran, crecen y sueñan, igual que tú.
Esta es la historia muy, muy especial de una niña con Sindrome de Down llamada Silvina.
Hola, me llamo Silvina , ya se que Silvina es un nombre poco común, pero es que todo el mundo no deja de decirme que yo también soy una niña fuera de lo común.
Además Silvina rima con bailarina y eso no es casualidad por que bailar es una de las cosas que más me gusta hacer, aunque no es lo único que se me da bien...
Desde que estaba en la tripa de mami, danzaba y danzaba sin parar como si fuera una sirenita en medio del mar…
Plies, relevés, entrechats, saltitos en arabesque, y assambles y sobretodo piqués… muchos piqués, que son mis giros preferidos.
Y eso que son unos giros muy difíciles, pero tan bonitos y esbeltos que cuando hago parezco una mariposa.
Mi pobre madre, aceptaba con resignación los botes, los brincos, los saltos y los empujones…
Si es que ya se sabe el AMOR DE UNA MADRE puede con todo.
Julia es el nombre de la mía y siempre me ha parecido precioso, porque sabe a verano y a vacaciones.
Precisamente, la primera vez que me vio mi madre estábamos de vacaciones, allá como por el cuarto mes de embarazo.
Me hicieron una fotomicrografía (una foto muy, muy, muy chiquitita), y descubrieron que yo venía con un cromosoma de más.
“Tiene trisomía del par 21” dijeron los médicos algo serios.
Papi y mami al principio se preocuparon,
pero enseguida se informaron bien de lo que significaba aquello, y prepararon todo para recibirme como me merecía.
Y lo hicieron realmente bien porque mi llegada fue tan sonada, que todavía sigue en casa el alboroto Flores, risas, abrazos y regalos… Abuelos, abuelas, tíos, tías, primos y primas… Amigos, mascotas, vecinos, y vecinas… ¡Todos esperándome!
Desde entonces tengo tanto amor y cariño a mi alrededor que a veces parece que no me va a caber dentro, y para que no se me caiga por todas partes, lo reparto en cada
coreografía.
Con la ayuda de mi profe, voy mejorando los pasos cada día.
Ahora estamos trabajando la flexibilidad, los estiramientos y
la relajación.
Dice que mis músculos están siempre relajados, y que para llegar a dominar la danza:
“Es imprescindible mejorar y fortalecer tu complexión, Silvina”
Y menudo fastidio, porque las tablas de ejercicios son tan costosas…
Pero no me importa el esfuerzo si puedo llegar a ser como mis grandes heroínas… Isadora Duncan, Anna Pavlova, Margot Fonteyn, Maya Plisetskaya...
Ah! Y sus personajes de cuentos y hadas:
Gissele, Coppelia, Odette, Julieta…
Aunque tengo que confesaros una cosa… este no es mi verdadero sueño.
¿Queréis que os cuente mi verdadero sueño?
Veréis…. Resulta que a clase también viene Pati, una niña como yo, pero con unos años más. Ella es muy tímida y aunque baila fenomenal, le da mucha vergüenza.
Con mi ayuda y su esfuerzo, ha descubierto que le gusta la danza tanto como a mí. Ahora estamos trabajando para que los pasos que yo me invento, se puedan ver en un escenario. ¿Y quién mejor que ella, mi mejor amiga para hacerlo?
Y este sí que es mi sueño, que un día podamos bailar juntas.
un precioso pase a dos…
Me imagino además, poder hacer eso con todas las personas que aman la danza tanto como yo…
seré su profesora de baile y les enseñaré a disfrutar de un aplauso como es debido.
Fin