© del texto Amador Actor: Eva Latonda 2010 © de las ilustraciones: Maru García, 2010
La parálisis cerebral es como una herida en el cerebro que afecta a muchos bebés de todo el mundo.
Aunque no duele, hace que moverse o mantenerse en pie, se convierta en una tarea complicada. Hay quiénes usan muletas, otros, sillas de ruedas. A ellos, que son como tú, les cuesta controlar sus músculos, por lo que a veces también pueden hablar con dificultad.
De manera distinta a ti, son capaces de aprender un montón de cosas que les hacen muy felices. Si conoces a alguien con parálisis cerebral no dudes en hacerte amigo suyo.
Descubrirás un compañero que sabrá apreciarte como nadie.
Esta mañana me he levantado con un dolor de cabeza tan grande como el balón de mi primo Nacho.
No es un balón normal.
No se cuanto mide exactamente, pero de verdad que es enorme. O eso creo yo…
Lo cierto es que a mí todo me parece gigantesco.
Cuando nací les dijeron a mis padres que me costaría andar y hablar, así que tengo que pasarme mucho tiempo sentado.
Pero no me importa, porque a esta altura todo es más grande y más bonito.
Os preguntaréis por qué me duele la cabeza. Es que ayer estuve hasta muy tarde repasando el papel. AH! Perdonad, todavía no os he dicho que me estoy preparando para ser actor y que hoy es el estreno de mi primera función.
Mi madre me dice que busque otro trabajo más estable (creo que le gustaría que me dedicara a otra cosa), pero no creo que pueda ¡yo llevo el escenario en la sangre y tengo pensado no parar hasta recorrerme todos los teatros del mundo!
En la función del colegio, la que estrenamos hoy, me han dado el papel protagonista.
¡Voy a ser el Principito! ¿Conocéis esa historia que escribió Antoine de Saint- Exupéry ? Es genial. Yo estoy totalmente identificado con el personaje. Sí, definitivamente creo que me parezco a él, y eso me facilita la interpretación, claro.
Ya lo tenemos todo preparado, la peluca, el vestuario, el texto, pero los nervios me están traicionando.
Se trata de mi primera actuación y estoy tembloroso, intranquilo, y al mismo tiempo feliz y contento, así que debe ser normal que me duela la cabeza. Papá no deja de decírmelo.
Supongo que el Principito también debía tener dolores de cabeza. Con los baobabs creciendo en su planeta, la limpieza de los volcanes, las necesidades de su delicada rosa… Por eso debió marcharse a recorrer el universo…
Yo, como el Principito, tengo unas ganas enormes de viajar y conocer otros lugares.
Aunque todo lo que quiero lo tengo aquí, con mi madre y mi padre y por supuesto con mi primo Nacho, que además de un balón grande, tiene un cuerpo muy considerable.
Nacho está siempre conmigo. Cuando se ríe, parece que truena, pero blandito.
Hemos acordado que me acompañe cuando esté de gira. ¡Si casi siempre sabe lo que estoy pensando sin decir una sola palabra!
Como el zorro de El Principito, él me mira con los ojos del corazón, que es lo único con lo que se pueden ver las cosas verdaderas.
Por eso cuando necesito ánimos, Nacho lo sabe y susurrando me dice muy despacito al oído:
Amador, eres el mejor actor.
Y en ese momento parece que puedo oír al público sentado en sus asientos, murmurando y carraspeando. Están esperando a que empiece la función.
Cuando las luces se apaguen y el telón se abra, todo habrá comenzado para mí.
Fin