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Regina As de la Cocina

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© del texto Regina As de la Cocina: Eva Latonda © de las ilustraciones: Maru García

Sobre la sordoceguera

Los sordociegos son personas que no ven ni oyen como tú, lo hacen de forma diferente. Podrás reconocerlos fácilmente, pues usan un bastón rojo y blanco para identificarse. ¡Pero no todos son del Atleti que conste!

Aunque pueda parecerlo, la sordoceguera no son dos discapacidades juntas, es una única discapacidad, que tiene sus propias peculiaridades.

Unos han nacido con este déficit. Otros, han ido perdiendo poco a poco alguno de estos dos sentidos. En cualquiera de los casos, lo que tienen en común es su dificultad a la hora de comunicarse, por eso necesitan un mediador para hacerlo. A través de las manos, el mediador transmite todo lo que sucede a su alrededor, les ayuda y aconseja y así, pueden identificar mejor las sensaciones que no pueden percibir.

Regina es una niña sordociega, que a pesar de sus dificultades para comunicarse, ha creado un mundo maravilloso a su alrededor. ¿Quieres conocerlo?

¡¡¡Hola chicos, soy Regina, as de la cocina!!!

Los que me conocen me llaman así. ¿Queréis que os cuente por qué?

Vivo en una granja de vacas en Galicia, junto a mis padres. Vivir en un lugar así es muy estimulante porque está lleno de vida. El caso es que por alguna razón, mi vista y mi oído se han ido debilitando. Sin embargo, se han ido espabilando el resto de mis sentidos. El olfato, el gusto y el tacto...

¿A que no os habíais parado a pensar que el mundo se huele, sabe y se siente?

Antes de que mi vista se apagara, corría por la granja a mis anchas. Por eso recuerdo todos sus rincones aunque no los vea.

Aprovecho todo lo que tengo a mi alrededor para aprender, estoy conectada con el mundo: el rocío, las flores, la baba de los caracoles, la lluvia...

Por ejemplo, el olor de las sábanas limpias que tiende mi madre, me hace sentir que tengo alas. Brinco entre ellas mientras que el viento acaricia mis mejillas.

Otra sensación curiosa es la del tacto de los zuecos de papá llenos de barro y de boñigas de vaca. Me imagino que es un moco de Troll.

La comunicación es muy necesaria. La mayoría utiliza las palabras.

Yo utilizo la lengua de signos y un sistema alfabético táctil (o sea, que voy deletreando con mis manos lo que quiero decir). Agostiño es mi mediador y fue quién nos lo enseñó a mí y a toda mi familia, claro.

Pero además, como soy muy creativa, también utilizo la cocina para expresarme. Es por eso que me llaman “as de la cocina”.

Mi abuela Genoveva era cocinera y me ha enseñado los olores, los sabores y las texturas. Es tan divertido enredar con la harina, el pan rallado, las hortalizas o el aceite...

Cuando me siento insegura, le pido ayuda a mi abuela y me meto en la cocina para guisar “caldo gallego”. Cuando me siento feliz hago “tarta de Santiago”.

Y cuando necesito decir a alguien que le quiero, un buen “pulpo a la gallega”.

Para cocinar hay que tener mucha paciencia, una pizca de talento, todo el amor del mundo y bastantes ganas de esforzarse. Ya lo decía la abuela “Geno”: “comer sin trabajar no se debe tolerar”.

Así que me esfuerzo por seguir aprendiendo recetas para publicarlas en mi blog. ¿Sabes? Tengo un ordenador adaptado al sistema braille.

Algún día seré una importante referencia gastronómica. Como tengo un paladar aventurero, recorreré el mundo en busca de nuevos sabores para comentarlos con mis seguidores.

¿Sabíais que en Australia hay hamburguesas de cocodrilo?

Fin

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